viernes, 10 de junio de 2011

Saltar por la ventana

Los médicos recomiendan saltar por la ventana al menos tres veces al año. Los médicos son a ciencia cierta, o a cualquier otro tipo de ciencia, las personas que menos se preocupan por su salud, ya tienen bastante con la ajena. Sin embargo, saltar por la ventana es un tratamiento que siguen religiosamente. Sirve para liberar tensiones y adrenalina, también para librarte de alguna visita desagradable que se ha colado en tu casa sin tu consentimiento, para alarmar a los vecinos, para mantenerte en forma.

Igual que sucede con la mayoría de los medicamentos, no hay que abusar. Se corre el riesgo de que germine una dependencia, una dependencia con ramas espinosas y raíces gruesas; o peor aún, que saltar por la ventana se convierta en un acto vulgar. Si se usa demasiado nos exponemos a que se desgaste y a que no nos cause ningún tipo de emoción, como mucho una conmoción cerebral en caso de que uno tropiece y se dé de bruces contra el suelo. Aun así, si se acostumbra uno a saltar sin ton ni son se olvida de los riesgos y hasta que no resbale no volverá a acordarse. Los médicos se verán obligados a empujarte para que te abras el cráneo mientras preparas uno de tus saltos o te citarán en una sala sin ventanas para hacerte una revisión de rigor. En un momento dado se ausentarán con el pretexto de atender rápido a otro paciente y, al no poder soportar la presión del trabajo, se escaparán por la ventana del pasillo.