Me
miraría en el espejo, pero la luz con la que se va iluminar mi
reflejo me convierte en alguien que se parece sospechosamente a la
persona que nunca sería. Nadie puede parecerse a mí menos de lo que
yo me parezco a mí misma. No voy a dejar que una copia en la
penumbra de un cuarto de baño me reemplace, como el profesor
sustituto que deberá abandonar el puesto justo cuando comprende qué
debe enseñarle a sus alumnos. No puedo perder ni el tiempo ni la
imagen en alguien incapaz de enseñarme nada, y mucho menos a dejar
de ser yo.