martes, 23 de julio de 2013

Línea editorial

Se había obsesionado con los autores jóvenes. Se veía a sí mismo como un cazatalentos. Los talentos no debían de verle así, porque no se acercaban a él, o quizá sí lo veían y preferían huir antes de ser cazados.
 
—¿Pero no entiendo por qué te empeñas tanto en eso? Deberías transigir un poco más. ¿No pueden ser autores simplemente, al margen de la edad? ¿O jóvenes solo? De esos hay bastantes, aunque cada vez menos, con la crisis la gente ya no se atreve a tener hijos.

—No, tienen que ser autores y tienen que ser jóvenes al mismo tiempo.

—Pues lo tienes muy crudo, a lo mejor encuentras a un joven que se convierte en autor con los años.

—Estoy convencido de que hay gente ahí fuera con el perfil que busco.

—A ver, piensa antes de hablar. Yo creo que hablas sin pensar y la palabra dicha se apropia del pensamiento. ¿Por qué tienen que ser jóvenes?

—Porque tienen todo el futuro por delante.

—¿Y si resulta que tu querido autor joven escribe de forma muy mediocre y con el tiempo empeora? Caerá sobre ti el peso de los textos infames durante más tiempo. Es mejor elegir a alguien ya entrado en años, porque si te sale rana no tendrás que soportarle tanto.

—Por supuesto, los jóvenes autores a los que me refiero deben estar muy lejos de la mediocridad.

—Y tan lejos que al final de su vida acabarán en la abyección.

—No te hagas el listillo.

—¿Pero autores de qué?

—Autores de una obra injustamente desconocida.

—De esos ya hay demasiados. No dejo de escuchar por ahí que fulano, mengano y zutano tienen obras injustamente desconocidas. Yo creo que se copian unos a otros para ejercer presión. Tienen reuniones clandestinas en las que se dedican a escribir textos injustamente desconocidos. Cada vez se van sumando más escritores, la unión hace la fuerza, pero luego te encuentras que más allá del ruido solo hay unas pocas nueces. En realidad, es todo un género hoy en día. ¿Vas a montar una editorial especializada entonces? Si te va bien, a lo mejor yo también me animo a emprender mi propia editorial. No obstante, será una editorial a la inversa, que no publique, es decir, en lugar de hacer un texto público, lo haré privado. A raíz de tu labor, me encargaré de obras injustamente conocidas.

1 comentario:

Anne-Hélène dijo...

También hay autores que llevan dentro la juventud, aunque por fuera parezcan viejos y hayan publicado mucho; y autores aparentemente jóvenes y noveles con la creatividad ya desgastada y "blasée" de antemano...

Por mi parte, me encargo de un colectivo de autores de textos inexistentes, que presentan la innegable ventaja de ser todos yo misma, de modo que la inversión es mínima, y su producción -aunque caótica y de interés desigual- abarca todos los géneros conocidos y otros ignotos, y resulta suficiente, creo, para que mi editorial prospere muchos años.