jueves, 4 de diciembre de 2008

Alba viene de alboroto

Sus nudillos revelan unas iniciales borrosas que escribió a modo de recordatorio de algo que olvidó quizás antes de apuntarlo. Cuando baja la cabeza y repara en esas letras sinuosas, se choca de lleno contra un transeúnte frenético. Si consigue despertarse del trance, articulará un ‘’Lo siento’’ pero para entonces el transeúnte ya estará a más de 500 metros de distancia. La protagonista de nuestra historia sigue su camino, su única ley es el desorden. No tiene un destino ya fijado, se deja llevar por una brisa caótica y termina en una calle cualquiera. Un hombre que conoce pero que ella no lo sabe, la saluda. Para no parecer descortés, le devuelve el saludo con una media sonrisa y trata de acordarse en qué lugar y en qué momento habría visto esa cara antes. Mientras piensa, un vagabundo toca una ocarina sentado sobre un suelo helado. La música la despista y finalmente acaba repasando cada una de las notas que, quizás le suenen desconocidas y crea por ello que alguna vez debieron de resultarle familiares. En ese mismo instante, dos minutos y veintitrés segundos la separan de un amigo que la persigue y cuya compañía ella evita. Los dos minutos expiraron al pestañear y tras mirar paralizada las arrugas del vagabundo, girar la vista. Los veintitrés segundos sirvieron para que se percatara de la catástrofe y transcurridos éstos, los dos amigos se pararon para hablar. Pero la calle era amplia, estaba oscureciendo y los cambios de luz y la gente al caminar la desconcertaban. Miraba a todos lados y sin embargo, no veía nada. Quería observar tanto que sus ojos acabaron nublándose. Tras la fugaz conversación que a ella se le antojo eterna, llegó hasta el final de la calle. Corriendo, avanzó hasta la tienda de chocolate y en una de sus zancadas, se resbaló. Se dio de bruces contra el escaparate donde unos bombones se burlaron de ella. Fue justo entonces cuando se acordó de las iniciales que se había escrito en los nudillos, una ''A'' de Alba, que viene de alboroto. Sin embargo, ya se sabe que en su mente todo está desordenado, puede que pensara al revés y esa ''A'' fuese de alboroto y el alboroto, de Alba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Alba, de "alboroto"... Que hermosa y loca ingenuidad (en el sentido más bonito que puede significar ser ingenuo). Me recuerdas un poco a Alicia cuando habla con el Sombrerero Loco, o con el Señor Oruga, tal vez un poco más aireada, más alborotada... más Alba. Un abrazo niña, cuídate mucho.

Mario Pina dijo...

No sé ya qué decirte, se están acabando los halagos. Alba viene de Alboroto, y que siga siendo así. He evocado la calle, el vagabundo y su ocarina, y al extraño hombre.

Por cierto, hay que tener Valor para que te resbales en una tienda de chocolate.

Corven Icenail dijo...

Qué enloquecedor!!!!

Lo peor de todo es sentir ese toque casi autobiográfico... sicho con citas y frases casi al azar, pero en una sucesión, que termina por ser perfectamente lógica...