lunes, 11 de abril de 2011

Las personas del transporte público

Las personas en el transporte público hacen lo que quieren mientras la ley lo permita, aunque los hay que fuman, los hay que beben demasiado o que ensucian sin miramientos y los hay que reúnen estas tres características. También existe aquel tipo de persona que se hurga la nariz, cuyos actos todavía no se penalizan, aquel que introduce el dedo índice por el orificio mucoso y se soba las fosas nasales. Los individuos de esta índole se dividen en dos subcategorías, aquellos que después de amasar el moco con el pulgar y el índice lo arrojan o lo pegan con disimulo donde pillen —por lo que podrían incluirse asimismo dentro de la especie que ensucia sin miramientos— y luego están los que se meten esa bolita pegajosa en la boca y la engullen.

Me divierte ser espectador en el tren o en el metro, pero, a veces, prefiero caminar porque me da mucho miedo convertirme sin darme cuenta en una persona del transporte público.

3 comentarios:

Ladrón de mandarinas dijo...

Para mí es una aventura cada vez que me monto en el bus. Es subir a él y sentirme en una cápsula, en un viaje por entre las grietas de la ciudad, de la realidad, de la normalidad o alguna de esas cosas que se dicen.

Mola sentarse a observar cómo la gente deja de hacer esas cosas que hacen ellos, o cómo miran por la ventana o se miran los unos a los otros o hacen esas otras cosas que hacen ellos cuando esperan.

Y la de veces que he seguido a alguien sólo por verlo en el bus.

Prueba a escuchar el disco "Ciertos animales de costumbres discretas".

Y yo qué sé, ya si te pones a bailar en el transporte público es la hostia. Con otro disco, eso sí. Pero no importa que bailes bien o mal, resulta tan raro y tonto que te emocionas y todo.

Albert dijo...

No sabía que siguen viajando personas en el transporte público. Siempre pensé que, del modo en que conducen autobuseros y metreros, habían acabado por destinarlo al transporte de ganado.

La verdad es que la diferencia entre esos zombies que describes y el ganado, bovino o porcino por ejemplo, no es tanta. Saludos con las manos limpias.

miocide dijo...

Es interesante.

Es interesante el tema de la libertad individual en cuanto a habitos de higiene personal se refiere.

Algun moco distraidamente pegado en la barra del bus me he encontrado con sorpresa ya no infantil.

Voto por eso por engullir:
Tu te lo guisas, tu te lo comes y
todo queda en casa.

Ademas, los que vivimos en un medio rural, mas que metros y buses, usamos tractores y maquinaria pesada.
No sufrimos la contaminacion urbana,pero amiga, se suda igual, se respira igual y se te atascan igual los orifios corporales, poros incluidos.

Hay tres clases de personas en este medio:

Los que bajan del tractor y se rascan animadamente el paquete testicular, bien por un lado, bien por el otro o bien por la parte central del mismo mientras
estiran el cuello para distanciar la accion de rascarse del hecho de saludarte con unos buenos dias...

toda una sutileza...

y los que bajando del tractor, haciendo caso omiso a tu presencia e introduciendo ambos
anular y corazon
con elegante movimiento por detras de la zona lumbar
en la raja del culo, frotan con intensidad la tal zona hasta encontra la satisfaccion deseada.

hay mas gente, pero no me quiero extender.