jueves, 8 de marzo de 2012

Un libro

Quiero escribir un libro sobre alguien que mira por la ventana y no mira nada, solo piensa que está mirando. Quiero escribir un libro en el que los personajes no intervengan, un libro cuyo texto se imprima en un cuerpo y no en papel. Quiero escribir ese libro que descansa sobre el malentendido que prometí no dilucidar. Quiero escribir un libro en una lengua que nadie hable, que nadie lea y de la que nadie traduzca; un libro en nuestro idioma, a ver si nos entienden, a ver qué entienden.

Ese leyó un fragmento al azar de la novela que le habían dedicado. En efecto, como estaba escrita en una lengua que siempre se le antojó indescifrable, solo alcanzó a identificar la categoría gramatical de cada palabra. De su significado no tenía la menor idea. Resolvió que lo más sensato era no seguir leyendo, no porque creyese que no lo iba a entender –que también–, sino porque se conocía la historia de memoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizás sea esa la clave del "buen" escritor: escribir en un lenguaje in-comprensible aquellas historias que todos nos sabemos de memoria.

Alba Steiner dijo...

Quizás, Proust dijo also así como que las grandes novelas están escritas en una especie de lengua extranjera.