martes, 12 de febrero de 2013

Lo siniestro

Había sacado el libro de la biblioteca y descubrí con pavor que habían desaparecido cuatro páginas, de la 67 a la 70. Dudé varios segundos si seguir la lectura como si nada, empezar la página 71 a pesar de que me faltaban no solo unos cuantos párrafos, sino también la mitad de la palabra con la que se abría la página 71. Si lo hacía debía imaginar qué sílabas había perdido ese sustantivo que acababa en «tidad», «tidad de orientación descendente», así continuaba. Después de una reflexión que me llevó más tiempo del esperado, decidí avanzar hasta el siguiente capítulo y más tarde hacerme con otro ejemplar de la biblioteca para poder llevar a cabo una lectura lineal del capítulo herido. Mi sorpresa se intensificó al comprobar que no se trataba de una herida aislada, sino que la fisura era la norma, pues en la página 86, donde debía encontrarse el principio del siguiente capítulo, también había tenido lugar otra amputación. De la 85 a la 89 no había nada, un vacío, pero un vacío que una vez estuvo lleno. Me gustaría saber quién arrancó esas páginas y por qué. Resulta algo siniestro, sobre todo en un libro que versa sobre eso, sobre aquello que aun debiendo permanecer oculto se revela. ¿Habrá querido el autor de ese hurto, insignificante en apariencia, evitar que el menor número posible de lectores descubra aquello que se ha desvelado aunque tenía que permanecer velado? Tal vez lo más siniestro de todo sea explicar el mecanismo de lo siniestro, o tal vez sea intentar volver atrás, tratar de echar de nuevo el velo a lo que se desveló aun debiendo permanecer oculto. Lo cierto es que cuando al claudicar en la lectura solté el libro sin rabia ni fuerza -más bien se dejó caer de mis manos-, sentí que me desprendía de algo muy valioso, como si me cercenaran un apéndice, como si fuese un libro sin hojas.

1 comentario:

alba dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Alba, y por asistir aquella noche al recital. Lo mejor que me podía pasar en ese estreno es que mi poesía, de algún modo, os emocionara a los demás. Saber que fue así me llena de alegría.
Un abrazo,
Alba