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Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Por eso, antes de terminar la segunda frase ya os habréis dado cuenta de que en realidad, no es el pié derecho lo que me falta sino el resto del cuerpo. No soy cojo, soy todo lo contrario y además mentiroso. No es de extrañar que mi cuerpo me abandonara, que él mismo se mutilara y me dejara solo con la parte más débil y fea: el pie derecho lleno de llagas y fácil de pisotear. No soy cojo, soy un pie sin cuerpo agonizando.
1 comentario:
Enhorabuena por tu blog, Alba! Lo conocí a través del de Luna...
He estado leyendo varios de tus artículos y, para 'no ser escritora' no se te da nada mal. Me gustan tus 'delirios', me gusta tu estilo.
Te seguiré de cerca.
Un saludo!
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