domingo, 21 de junio de 2009

Decisiones y dolores de cabeza

Hay dos tipos de decisiones, las que se toman a la ligera, y las que no. Los pensamientos que generan esas decisiones se clasificarían asimismo de una forma similar, los hay de los que se atascan y resultan retóricos, ambiguos, y luego los que emanan a la superficie sin dudar un segundo y materializan enseguida esa elección.

Mientras discurrían estas elucubraciones, el Sr. J se atrevió a intervenir ‘’No se engañe usted, ya sabe qué camino tomará. Pero la veo aterrorizada y a ese miedo no le da la gana dejarla elegir’’ Cuánta razón tenía el Sr. J. Parecía la voz de mi conciencia. Tal vez fuera Pepito Grillo disfrazado para no asustarme ya más de lo que estaba. Lo cierto es que tenía la sensación de que algo dentro de mí ya había escogido y temía que esa decisión fuese la correcta. Por eso ni siquiera podía decir en voz alta que me había decantado ligeramente hacia un lado o hacia otro. El miedo alimentaba ese mutismo, y sólo podía hablar de lo que no había decidido.

Atendiendo a los dos tipos de decisiones ya citadas, las consecuencias se distinguirían en otros dos grupos, las que te llevan al arrepentimiento y las que no. ‘’Elegirá usted bien haga lo que haga’’ continuaba el Sr. J. Todo lo que pronunciaba sonaba tan convincente que no podía rebatir ni una sola de sus palabras. Deambula por ahí un, quizás falso, mito que reza que si cuando pides un deseo cuentas a alguien en qué consiste ese deseo, éste no se cumplirá y tu sueño se irá al garete. Esto que me angustia ahora no es exactamente un sueño, más bien una decisión que me ha quitado el sueño. Aunque por esto último también culpaba a los tres cafés que llevaba encima, que, por cierto, había sido yo la que había decidido bebérselos. Quizás fue por remordimientos, pensé que pasando más tiempo despierta dispondría de más tiempo para aclarar mis ideas.

Son las cinco y media de la mañana y aún no he rechazado nada, aunque estoy a punto. Creo que sea lo que sea saldrá bien, también puede salir mal. Sin embargo, he pensado que cuando por fin escoja, escogeré también que la elección tenga éxito, sólo para asegurarme.

1 comentario:

Mario Pina dijo...

Maldita sea, el señor J es un sabio, escúchale más. Deberías hasta rezarle de vez en cuando, por si acaso se trata de un ser semidivino.

Respecto a la decisión, supongo que a estas alturas ya la habrás tomado o estarás a punto de reconocer que ya la has tomado. Comparto todo lo que dice el Sr J. ese filósofo que además lo intuyo ciertamente atractivo e inteligente, elijas lo que elijas elegirás bien. Seguro.

Una abraçada, noia, a veure si parlem.