sábado, 18 de abril de 2009

Landry Fachou

Landry Fachou mentía constantemente. Gracias a su falta de franqueza consiguió ser un tipo respetado y admirado en su trabajo. Sus mentiras le valieron un buen puesto en una de las mejores empresas de publicidad de Francia y su falta de escrúpulos le proporcionaba un buen fajo de billetes cada mes. No sólo gozaba de éxito profesional, esa sonrisa frívola que tanto le caracterizaba hizo que la mayoría de mujeres a las que conocía se peleara por compartir la cama con él, y los hombres, por parecérsele.

Landry Fachou conocía de sobra el efecto que causaba en los demás y supo exprimir aquella virtud que en él constituía un arma defectuosa de doble filo llamada carisma. Según los cánones de belleza de la época, Landry Fachou era un hombre bastante atractivo, pero lo que la moda no podía calibrar era la podredumbre y el hedor a hez de caballo que se había gestado en su interior. Puede que fuera guapo, pero por dentro estaba podrido. Amarle suponía una aventura tan peligrosa como morder una fruta envenenada.

Un día dijo una verdad sin querer. No se dio cuenta de que lo hacía, pero al pronunciarla se sintió extraño. Experimentó una especie de decepción hacia sí mismo, casi parecía un engaño. Como nadie estaba acostumbrado a oír ese tipo de cosas de los labios de Landry Fachou, todos se miraron boquiabiertos y enseguida pensaron que se trataba de una broma sin importancia. Entonces Landry Fachou rectificó, mintió sobre su verdad para que pareciese creíble y de esa manera, todos los allí presentes volvieron a depositar su confianza en él.

2 comentarios:

Mario Pina dijo...

Me ha encantado esto:
"[...] mintió sobre su verdad para que pareciese creíble".

Y me he sentido algo avergonzado, porque me he visto reflejado. Ayer lo pensaba. Vivimos una época cuya sociedad se basa en la adulación del desinterés. Apasionarte por algo o alguien, no está bien visto. Los triunfadores son seres de media sonrisa, de medios escrúpulos, de medio hedonismo. Si sobrepasas la línea, si te muestras tal y como eres, si muestras tu "yo" entero, y no tu "yo" medio, te sientes oscuramente vulnerable, desnudo. Hasta que al final, llega un día en que metemos la pata, nos mostramos tal y como somos, y no nos queda otra que mentir sobre nuestra verdad, conformando constantemente un caparazón enorme e invisible.

Link Powa dijo...

Leyendo los datos que das sobre ti misma en tu perfil...he de decir que me has engañado perfectamente. Me parece que eres una gran escritora.